Un plan de acción que podría ayudar a abordar la pérdida auditiva y sus consecuencias
Una estrategia para el cuidado del oído y la audición, un sistema sanitario mejor adaptado a las necesidades de las personas con pérdida auditiva y una mayor financiación para investigar sus causas y consecuencias. Estos son los tres pilares del plan de acción para afrontar la pérdida auditiva presentado recientemente.
Se estima que, en todo el mundo, casi 1600 millones de personas están afectadas por una pérdida de la audición, también llamada hipoacusia. La pérdida auditiva es la tercera causa de discapacidad más frecuente, y la cifra de personas que la presenta irá aumentando considerablemente a medida que envejece la población. Por ello, es necesario invertir más en estas y otras intervenciones relacionadas con el cuidado de la audición.
No obstante, un estudio ha concluido que las ventajas económicas de invertir a nivel mundial en intervenciones de salud auditiva son enormes. Estos beneficios corresponderían a un retorno de casi 15 dólares por cada dólar invertido.
En un artículo publicado en JAMA, The Journal of the American Medical Association, se ha propuesto un plan de acción con tres medidas específicas.
El plan de acción
El plan de acción consiste en tres medidas concretas que podrían ayudar a abordar la pérdida auditiva y sus consecuencias.
En primer lugar, la mayoría de los sistemas sanitarios no dispone de una estrategia coordinada para el cuidado del oído y la audición (a diferencia de otras dolencias, como el cáncer o los trastornos mentales). En consecuencia, los servicios disponibles suelen estar fragmentados o compartimentados, lo que dificulta la colaboración y la comunicación entre profesionales de la salud y especialistas en salud auditiva. Una estrategia nacional con contribuciones de consumidores, familias, médicos, aseguradoras, órganos gubernamentales y grupos cívicos podría ayudar a concienciar, reducir el estigma, mejorar los mecanismos de vigilancia de enfermedades y fortalecer las iniciativas actuales de salud pública.
En segundo lugar, los sistemas sanitarios deberían adaptarse mejor a las necesidades de las personas con pérdida auditiva. Esto implicaría trabajar en colaboración con los pacientes y sus familias para identificar y corregir las situaciones en las que necesitan apoyo adicional.
Finalmente, en tercer lugar, la financiación de la investigación de las causas y consecuencias y el tratamiento óptimo de la pérdida de la audición no es proporcional al efecto que tiene una audición deficiente en la calidad de vida y la productividad económica. Es necesario aumentar la inversión en la investigación sobre las necesidades y prioridades de los pacientes y familias afectados por una pérdida de la audición.
La pandemia de COVID-19
La pandemia de COVID-19 todavía supone un problema añadido para las personas que tienen dificultades de audición. El artículo explica que, después de más de dos años de pandemia de COVID-19, las mascarillas siguen siendo omnipresentes en los espacios públicos, en ocasiones, combinadas con pantallas de plexiglás u otras barreras para la comunicación. Los autores hablan de una encuesta realizada a 641 personas con hipoacusia, en la que un 76 % de los que presentaban pérdida auditiva moderada y un 95 % de los participantes con pérdida auditiva profunda afirmó tener dificultades para entender a la gente que lleva mascarillas.
El artículo, titulado «Focusing on the Needs of People With Hearing Loss During the COVID-19 Pandemic and Beyond» (Un enfoque sobre las necesidades de las personas con pérdida auditiva durante la pandemia de COVID-19 y en adelante), se publicó en JAMA, The Journal of the American Medical Association.
Los autores del artículo son el médico y cirujano Marcello Tonelli, del Departamento de Medicina de la Universidad de Calgary (Calgary, Alberta, Canadá), y la doctora Ruth Warick, presidenta de la Federación Internacional de Personas con Dificultades Auditivas (IFHOH).
Fecha: 04/05/2022
Fuente: JAMA, The Journal of the American Medical Association.
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